El análisis que realicé en noviembre pasado en Aragón Digital, en el que preveía la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, adquiere ahora un nuevo significado tras su investidura ayer como presidente. En ese momento, describí cómo Trump dejó de ser percibido como un candidato «suicida» y pasó a representar un vehículo para los valores tradicionales del «sueño americano». Su lema, “Trump lo arreglará”, resonó profundamente en un electorado que buscaba una figura fuerte, especialmente en temas sensibles como la inmigración y el aborto.

El contexto de esta campaña fue único. Desde el atentado en Butler hasta la elección de JD Vance como su número dos, la narrativa de Trump giró en torno a su capacidad de superar adversidades y conectar con las preocupaciones de los estadounidenses de a pie. Este enfoque fue un golpe maestro que le permitió revitalizar su base y ampliar su alcance, particularmente en los decisivos ‘swing states’.

Durante el análisis, también mencioné cómo el enfrentamiento cultural tuvo un papel crucial en esta contienda. Kamala Harris, con el respaldo de figuras como Taylor Swift y Beyoncé, representaba una visión más progresista y multicultural, mientras que Trump encarnaba los valores del ‘country’, una narrativa que movilizó profundamente a su electorado en estados clave.

La reacción de los votantes a estas dinámicas demostró que las cuestiones culturales pueden ser incluso más relevantes que las políticas económicas o de política exterior en el contexto estadounidense. Como señalé, el debate en torno a películas como Blancanieves o La Sirenita no era solo un choque cultural; era una metáfora de la lucha por la identidad nacional, algo que resonó especialmente entre los votantes de Trump.

El impacto de estos temas se sintió en Aragón, donde el comercio con Estados Unidos, aunque modesto, sigue siendo relevante. Como predije, los cambios en la política arancelaria y comercial pueden tener implicaciones significativas para la región. Esto subraya cómo las elecciones en Estados Unidos no solo afectan a su población, sino que tienen repercusiones globales.

Al final, la victoria de Trump es una lección sobre cómo las campañas políticas pueden trascender los datos y las encuestas, apelando a las emociones y los valores fundamentales de un electorado. Aunque en Europa algunos de estos debates parezcan superados, en Estados Unidos siguen siendo cruciales para definir el futuro del país.